Por qué llamarlo pacto cuando quieren decir rendición

diumenge, 16 de juny del 2013

Pacto, acuerdo, consenso son palabras que ennoblecen la política tan denostada últimamente. Para pactar hacen falta dos o más actores que tengan discrepancias y lleguen a un acuerdo (final feliz de película), por tanto hace falta una tesis, una antítesis y finalmente una síntesis. Aceptar sin más las posturas del otro introduciendo pequeños matices no es pactar, es aceptar que la otra parte lleva razón.

Algunas personas que consideran que los políticos siempre están peleándose demandan últimamente un pacto de Estado entre los dos grandes partidos aportar soluciones a la situación económica actual. Eso que sería  lógico en cualquier país, es completamente imposible en este, porque una de las partes (derecha) se considera un todo y por tanto cree que el resto es equivalente a la nada.

 Por ese motivo se impuso una reforma laboral sin pactar con nadie, para abaratar el despido  de los que tenían más antigüedad y que está causando un auténtico drama social presente y futuro a las personas mayores de 50 años. Por ese mismo motivo se suben impuestos, se decide urbanizar lo poco que queda de litoral o eliminar la universalidad de la sanidad un viernes por decreto. La derecha española ha utilizado y utiliza la imposición como sistema de gobernanza preferente a lo largo de la historia. La imposición permite continuar construyendo su arquitectura social basada en el caciquismo como forma de mantener el orden social y económico establecido y fanatismo religioso como justificador de ese orden y garante que los que están arriba sigan estándolo. Podríamos sorprendernos ante la imposición de la religión, de la lengua, de la visión de la historia o del papel y poder de decisión de mujeres, pero lamentablemente no representan ninguna novedad histórica.      



Lo único que espera la derecha española del populacho es que diga “sí, bwana” a todo lo que convengan y  conviertiéndose a su fe, eliminando cualquier diferencia, espíritu crítico o deseo de justicia social para irse "españolizando" según su propio manual del buen patriota.

Si de cara a la opinión pública tiene parecer un pacto, que lo parezca, aunque sea imposible pactar con alguien que lo único que espera desde hace años de los que tiene enfrente, es su rendición.   

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