Distinguido señor:
Su carta abierta dirigida a los socialistas en una fecha tan señalada como la de hoy es una oportunidad que agradezco para compartir con usted alguna reflexión a apenas dos días del inicio formal de la campaña electoral.
En primer lugar debo hacerle llegar la desagradable sorpresa que me ha supuesto verle protagonizar la precampaña electoral más destemplada, agresiva y grosera que recuerdo en el escenario político catalán. Andaluces, inmigrantes, homosexuales… han sido objeto de su actitud faltona. Faltábamos los socialistas. Y la verdad es que no era necesario gastar tanta tinta para llamarnos desvergonzados. Ya le avanzo que en la defensa de nuestro modelo de sanidad pública universal y de calidad no nos van a parar con amables insultos. Lo que está en juego es demasiado importante como para limitarlo a una contienda electoral.
Lo que es falta de vergüenza –y, además, tomarnos por tontos a todos los catalanes- es que su partido inicie el desmantelamiento de nuestro modelo sanitario con el argumento de la crisis económica al mismo tiempo que regalan 400 millones de euros a las 500 familias más pudientes de nuestro país, a través de la eliminación del impuesto de sucesiones. Por cierto, intuyo que entre esas 500 familias no habrá muchos trabajadores o pequeños autónomos y, en cambio, no será difícil encontrar ciudadanos que se mueven en el ambiente social que usted frecuenta.
Lo que es falta de vergüenza es que las listas de espera hayan aumentado un 23% durante los últimos ocho meses –coincidiendo con ese “Govern dels millors” por el que usted siente devoción-. Lo que es vergonzoso es que tengamos un Conseller de Salut que concibe la salud como una mercancía y no como un derecho. Lo que es bochornoso es que el Govern de la Generalitat encargue auditorías externas, malbaratando recursos públicos, cuando dispone de la Intervenció General para conocer el estado de las cuentas. Lo que merece una explicación es cómo se están vendiendo los edificios patrimonio de la Generalitat, es decir, patrimonio de todos los catalanes.
Voy a intentar ser más claro con usted. Los socialistas catalanes no vamos a dejar que ustedes hagan con la sanidad catalana lo que sus conmilitones del PP han hecho con la sanidad madrileña o valenciana. Ni con la sanidad, ni con el patrimonio público.
Usted camina con paso firme hacia la irrelevancia política. Lo sabe. Y este conocimiento está en el origen de su nerviosismo. Puedo llegar a entenderlo, pero dicho nerviosismo no justifica sus salidas de tono. Debería relajarse. Y por cierto, no hace falta que dedique pellizcos de monja al PP (Lo ha hecho también en esta ocasión) No pierda el tiempo. Carecen de credibilidad. Le recuerdo que Artur Mas ya hablaba de pacto fiscal en el 1999 y se olvidó convenientemente del mismo para pactar con el PP. No hay nada más parecido a un miembro de la derecha española que un miembro de la derecha catalana. Y usted que pertenece a las dos lo sabe perfectamente.
¿Realmente, qué es lo que está proponiendo usted a los catalanes? ¡La vuelta al 2000! Una mayoría absoluta del PP que apostó por el monocultivo del ladrillo, por el anticatalanismo y por la regresión social con el apoyo entusiasta de CiU. Usted nos propone volver a la desaparición de Catalunya del mapa de infraestructuras del Ministerio de Fomento; volver al “no” al Eje Mediterráneo y al “sí” (con su apoyo) al Plan Hidrológico Nacional. Nos propone, en definitiva, volver a tropezar con la misma piedra de la derecha española para ver si esta vez, por fin, le cae un Ministerio. ¡Pretende usted que nos dejemos engañar por segunda vez!
En algunos casos el intento de engaño carece de un mínimo de rigor argumental. Por ejemplo, al hablar de los temas de Defensa. Su presupuesto se ha recortado en 1.300 millones de euros (16%) que se ha destinado a políticas sociales. Por cierto: ¿Es conocedor de que el 85% de los 26.000 millones de euros de compromisos contraídos por el Ministerio de Defensa fueron apoyados por CiU durante los años de masoquista sumisión al PP a los que usted nos quiere devolver, a cualquier precio?
Su posición es tan respetable como nociva para Catalunya. Por eso ya le avanzo que pensamos dedicarle muy poco tiempo durante esta campaña electoral. Porque lo que está en juego es si el próximo Gobierno de España afronta la salida de la crisis con austeridad, pero también con incentivos para la reactivación económica y sin abandonar por el camino a los que más padecen las consecuencias de la crisis, o con un gobierno que cree que la solución está en el modelo de crecimiento del 2000 -que nos ha llevado precisamente hasta aquí- y que se aproveche de la crisis para practicar una involución en nuestro modelo del Estado del Bienestar. Un Gobierno presidido por quien con su labor y su voto hizo posible el Estatut del 2006, o un Gobierno presidido por quien recogió firmas en toda España contra el Estatut y azuzó la campaña anticatalana más sucia de los últimos 30 años. Un Gobierno presidido por Rubalcaba o un Gobierno presidido por Rajoy. Esto es lo que decidiremos los catalanes el próximo 20 de noviembre. Y créame: que Rajoy tenga 10, 12 o 8 mariachis de CiU, encabezados por usted, es irrelevante para todos los catalanes, menos para usted.
Afectuosamente.
Daniel Fernández1 de noviembre del 2011
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