Verdades, mentiras y medias verdades

dimarts, 3 de maig del 2011

Artículo de Daniel Navarro Aranda

Cuando la primera revolución estalló en un país árabe, en Túnez, los medios de comunicación occidentales tardaron semanas en informar de la revuelta, a diferencia de las protestas que siguieron en otros paises de la zona. La revuelta no se convirtió en una noticia de primer orden hasta prácticamente dos o tres días antes que Ben Ali, el dictador tunecino, se viera obligado a exiliarse aunque las protestas habían comenzado unas cuantas semanas antes y se habían cobrado una cantidad considerable de víctimas a manos de la policía del dictador.

Y todo esto a pesar que se trataba, sin lugar a dudas, de un acontecimiento de primer orden, primero porque que la gente se atreva a protestar contra una dictadura siempre es algo relevante, extraordinario, teniendo en cuenta lo que se juegan al salir a la calle: su propia vida. Y en segundo lugar porque era una revuelta prodemocrática contra un dictador en lo que se suponían unas sociedades, las árabes, fosilizadas e incapaces de rebelarse contra los dictadores que llevaban décadas gobernando de manera despiadada y corrupta.

¿Porque tardaron tanto en informar? Seguramente por el hecho que las élites políticas, mediáticas y económicas occidentales consideraban a Ben Ali un alumno modélico por sus políticas neoliberales y sobretodo por su represión implacable contra el islamismo político hicieron que la información sobre la revuelta fuera al principio inexistente. (¿Qué hubiera pasado si la revuelta se hubiera producido en Cuba, Venezuela o Irán?).

Otro hecho relevante sobre la revuelta en Túnez tiene que ver con la manera en la que comenzó y como los medios informaron del hecho: según se ha venido contando todo empezó cuando un joven vendedor ambulante de frutas y verduras, llamado Mohamed Bouazizi, se quemó a lo bonzo en señal de protesta porque la policía le había confiscado la mercancía que vendía, la única fuente de supervivencia que tenía él y su familia a la que mantenía con la venta ambulante.

Se ha dicho que este chico era informático en paro, tal como se describe en esta noticia de El País, aunque resulta que su hermana afirmó que no había acabado la escuela secundaria.¿Quien se inventó lo de que era informático en paro? ¿Se trataba de una manera de hacer que la noticía fuera más dramática y evocadora?

Resulta también interesante las diferentes versiones que se cuentas sobre los motivos de su suicidio, desde que este se debió porque quien le confiscó la mercancía era una mujer policía que hasta le llegó a pegar, lo cual era una humillación en las machistas sociedades árabes hasta la versión de la propia mujer policía que, después de ser encarcelada por los hechos ha sido absuelta y, en un muy interesante artículo, afirma que ella no le pegó y hasta se afirma en el mismo artículo, que Bouazizi ni siquiera pretendía suicidarse cuando se vertió la gasolina sobre su cuerpo solo lo hacía "como amenaza".

Los medios determinan que es noticía y que no es noticía, y de esa manera moldean nuestra manera de pensar y de olvidar. Además los periodistas no confirman lo que explican por lo que tampoco podemos estar seguros de lo que nos cuentas. ¿Donde queda la verdad? Se supone que vivimos en la "Era de la información", aunque resulta que a la hora de la verdad, esa información y los hechos que se supone que narra, son muy, pero que muy relativos.

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