LA OPCIÓN C

dilluns, 17 de maig del 2010

Artículo de Daniel Navarro, publicado el 16 de mayo de 2010


"He votado la opción de que la Diagonal se quede igual porque en estas obras siempre hay alguien que roba". El que aquí escribe pudo escuchar en el metro esta argumentación entre dos pasajeros. Aunque hayan muchas razones para explicar el estrepitoso fracaso de Jordi Hereu con esta consulta, no esta de más recordar los peligros de la democracia directa para los que se dedican profesionalmente a la cosa pública:

1. Hace ya unos años un señor llamado Almunia tiene la genial idea de dar la voz a los militantes de su partido, el PSOE, para que mediante un proceso de primarias le den la legitimidad que el congreso donde ha salido secretario general parece que no le ha dado. Los militantes no desaprovechan la ocasión para darle un correctivo al aparato del partido. El caso es que aún perdiendo las primarias el señor es candidato a las generales del año 2000. Obtuvo los peores resultados del PSOE en unas elecciones generales hasta este momento. Desde entonces no han vuelto haber primarias en el PSOE.

2. Otro señor llamado Jacques Chirac decide convocar un referéndum sobre la Constitución Europea. Todo el mundo sabe que los dirigentes de la Republique son fervientes europeístas, pero al parecer los franceses no desaprovechan la ocasión para hacer lo que más les gusta: darle una patada en los h----s al gobernante de turno. En algo están de acuerdo todos los analístas: en lo que menos pensaban los franceses cuando dijeron que no era en el contenido de la difunta Constitución. El sucesora de la Constitución, el Tratado de Lisboa fué aprovado en Francia por trámite parlamentario.

3. Suiza pasa por ser uno de los países del mundo donde la democracia directa se practica con más asiduidad. El último ejemplo fué para convocar a los suizos sobre si se debía prohibir la construcción de minaretes en fúturas mezquitas. Uno podría pensar que Suiza está llena de mezquitas con minaretes desde los que frenéticos muacines llaman a la oración. Pués no, solo hay cuatro minaretes en todo el país, y además no se llama a la oración desde ellos para no incumplir la normativa antiruidos. Un 57.5 % de los participantes en el referéndum votan a favor de la prohibición, consiguiendo que al país le lluevan críticas a nível internacional.

4. "Catalonian fervour can be deceptive. Last month 167 separatist-minded towns and villages held informal referendums. The “free Catalonia” camp took a triumphant 95% of the vote. Yet only 27% of potential voters turned out. If so many Catalans in supposed nationalist hotbeds are so apathetic, a real poll, including cosmopolitan Barcelona and the rest of Catalonia, would surely produce a large no."
Así describa el semanario inglés The Economist la primera oleada de referéndums independentistas en Catalunya el pasado 13 de Diciembre de 2009. Desde entonces los independentistas catalanes parecen empeñados en que todo el mundo sepa que la suya es una opción bastante minoritaria entre los propios catalanes. Y es que por algo el nacionalimo catalán es uno de los más inofensivos del mundo entero, hasta el punto de convertir las derrotas nacionales en motivo de celebración (Diada del 11 de septiembre).

A la vista de los ejemplos anteriores, es sorprendente que ninguno de los muchísimos (y bien pagados) asesores que debe tener un alcalde como Hereu se le ocurriera decirle a su jefe que los referéndums sirven basicamente para que los ciudadanos más cabreados con el establishment puedan expresar su voto anti-lo-que-sea contra el dirigente de turno, en este caso, el mismo. Un deporte de alto riesgo, esto de organizar referéndums.

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